lunes, 27 de octubre de 2008

LEER, ESTUDIAR...

31 de octubre

TEÓRICO Nº 23
TEMAS PARA EL SEGUNDO EXAMEN PARCIAL


diseño.com

Las connotaciones del color Capítulo 10

Postmoda Capítulo 11

Definiciones de la moda. Definiciones de moda Capítulo 12

Femenino, masculino... Una cuestión de género Capítulo 13

Los diseños del amor Capítulo 14

Discurso político y poder Capítulo 15

Diseños de la violencia Capítulo 16


Casos de comunicación y cosas de diseño

El color de la camiseta Capítulo 6

La industria de diseño Capítulo 1 …

Objetos modernos Capítulo 3

Inteligentes, los textiles Capítulo 4

Diseños de la basura Capítulo 5

Las minas de todos Capítulo 8

Dos enfoques para un vestido Capítulo 10


Módulo 2

Semántica del objeto Roland Barthes
en La aventura semiológica

Una sociedad de consumidores Zygmunt Bauman
en Vidas de consumo


El tema del secreto Paolo Fabbri
en Tácticas de los signos

El vestido escrito
La relación de sentido Roland Barthes
en El sistema de la moda

El cuerpo o el osario de signos Jean Baudrillard

en El intercambio simbólico
y la muerte

“En la calma tierna de tus brazos”
Amar el amor
Un pequeño punto de la nariz
Agony
“Quiero comprender”
La conversación
El mundo atónito
Traje azul y chaleco amarillo
“Estoy loco”
Te amo Roland Barthes
en Fragmentos de un

discurso amoroso

Derecho de muerte y poder sobre la vida
1-La voluntad de saber Michel Foucault
en Historia de la sexualidad

Democracia y violencia José P. Feinmann
en La sangre derramada



Textos complementarios obligatorios

Una nota de color
Por Dominique Simonnet TEÓRICO Nº 14 Apunte

Diseños Industriales TEÓRICO Nº 16 Apunte
Por Hugo Kogan y Ricardo Blanco

La edad del recreo TEÓRICO Nº 16 Apunte
Por Javier Marías

Un secreto: moda TEÓRICO Nº 17 Apunte

Anorexia y bulimia
Por Daniela Rodríguez de Escobar TEÓRICO Nº 18 Apunte

Tacos
Por Sandra Russo TEÓRICO Nº 19 Apunte

El cuerpo y el tiempo TEÓRICO Nº 19 Apunte
Por Sandra Russo

Werther
Fragmento del prólogo, por Gabriela Adamo
Fragmento de Werther, por Johann W. Goethe TEÓRICO Nº 20 Apunte

Una breve, muy breve… HISTORIA del AMOR TEÓRICO Nº 20 Apunte
Por Philippe Ariès y Georges Duby

Aplicación de Discurso Político TEÓRICO Nº 21 Apunte
Discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner

Sobre la violencia
Por José P. Feinmann TEÓRICO Nº 22 Apunte

Foucault vía oral
Fragmento de una clase de M. Foucault TEÓRICO Nº 22 Apunte

Hambre tiene hambre
Por Eduardo Pavlovsky TEÓRICO Nº 22 Apunte

Las violencias de la lengua
Por Maite Alvarado TEÓRICO Nº 22 Apunte


Textos complementarios no obligatorios

Para estudiar color TEÓRICO Nº 14 Apunte

Objetos que sirvan para dialogar TEÓRICO Nº 15 Apunte

Una historia americana TEÓRICO Nº 15 Apunte
(Reportaje a Gui Bonsiepe)

Noticias de la industria textil TEÓRICO Nº 16 Apunte
El mamboretá: un insecto que pierde
la cabeza por amor TEÓRICO Nº 20 Apunte

Diseño y dinero TEÓRICO Nº 21 Apunte
Por Álvaro Magaña Tabilo

Secciones sobre Diseño en los diarios TEÓRICO Nº 23 Apunte

Leer para leer o algo hay que hacer TEÓRICO Nº 23 Apunte
Por Juan Sasturain

Epílogo TEÓRICO Nº 23 Apunte



Lista de los principales diarios con sus secciones que se relacionan con diseño:

DIARIO
SUPLEMENTO
DÍA




Ámbito Financiero
Clips de moda
Miércoles


Clarín
Arquitectura
Martes

Mujer
Sábado

Next
Miércoles

Revista Ñ *
Sábado


Viernes

Zona
Domingo


La Nación
adn
Sábado

Arquitectura y diseño
Miércoles

Moda&Belleza
Jueves

Tecnología
Lunes


Página/12
Futuro
Domingo

Las 12
Viernes

M2
Sábado

NO
Domingo

Radar
Domingo


Perfil
Cultura
Domingo

Sociedad
Domingo



Leer para leer o algo hay que hacer
Por Juan Sasturain
Página 12, 27 de octubre de 2008

Durante el reciente Segundo Congreso Nacional de Cultura reunido en Tucumán me tocó participar en una mesa en que se debatían temas relacionados con la (crisis de) lectura y el papel de las bibliotecas en esta “sociedad de la información”. No supe muy bien qué decir, como de costumbre, pero mientras escuchaba las distintas reflexiones –algunas muy atinadas e incisivas, como las de Horacio González– fui escribiendo al margen de mis papeles una especie de ejercicio de multiple choice sobre ciertas expresiones referidas a la lectura y los libros que, me parece, podrían servir de disparador para cualquier debate o charla sobre el tema.
Es algo así como un aporte a la discusión abierta/cerrada/entornada sobre el tema que nos preocupa/ocupa/desocupa. Si usted quiere, lector, en casa o en el aula o en una reunión, proponga al grupo esta docena de expresiones para que cada uno elija la opción que

considere correcta/verdadera/interesante/sugestiva/graciosa/estúpida en cada caso. Y fundamente su elección. No hay puntaje ni ganadores: sólo pretextos para entrar en tema. Algo interesante/útil/entretenido tiene/tendría que salir de esto. Ojalá. Al pie, una breve guía de discusión anexa.

Uno
a) Si no leo me aburro.
b) Si no leo me borro.
c) Si no leo me duermo.
Dos
a) ‘Garrá lo’ libro’ que no muerden ‘garrá.
b) ‘Garrá lo’ libro’ que no ladran’ ‘garrá.
c) ‘Garrá lo’ libro’ que no corren’ ‘garrá.
Tres
a) No les des libro’ a los negro’ porque te van a cagar.
b) No les des libro’ a los negro’ porque te van a odiar.
c) No les des libro’ a los negro’ porque te van a cobrar.
Cuatro
a) Hay dos clases de boludos: los que escriben los libros y los que los leen.
b) Hay dos clases de boludos: los que prestan los libros y los que los devuelven.
c) Hay dos clases de boludos: los que venden los libros y los que los compran.
Cinco
a) Culto el que lee.
b) Zurdo el que lee.
c) Puto el que lee.
Seis
a) No corran que es peor (dijo el rengo)
b) No lean que es peor (dijo el ciego)
c) No oigan, que es peor (dijo el sordo).
Siete
a) Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro.
b) Tener un libro, escribir un árbol, plantar a un hijo.
c) Enterrar un libro, escribirle a un hijo, tener un árbol.
Ocho
a) Dios me libre.
b) Dios me libra.
c) Dios me libro.
Nueve
a) Los libros los carga Dios.
b) Las armas las carga el Diablo.
c) Los bolsos los carga el Papa.
Diez
a) Estúpido lector, mi cómplice, mi amante (Sartre)
b) Hipócrita lector, mi prójimo, mi hermano (Baudelaire)
c) Intrépido lector, mi sánguche, mi cuñado (Aguinis)
Once
a) Mirar para leer.
b) Ver para leer.
c) Apagar para leer.
Doce
a) El libro de arena (Borges)
b) El libro de orina (Maradona)
c) El libro de harina (Gandulfo)

La guía de discusión (anexa)
Uno
La alternativa a) remite a un inteligente slogan de promoción de la lectura de los ochenta en España, con el gobierno socialista de Felipe González. El “me aburro” no remitía al verbo “aburrirse” sino al neologismo aburrarse, con dibujito de orejas crecientes incluido.
Dos
La invitación a) es un dicho famoso de El Ñato Desiderio, personaje creado por Manuel A. Meaños que tenía su audición de radio y –además– su página semanal en el Rico Tipo de los años cincuenta. El Ñato era –obviamente– tan bestia como sus interlocutores...
Tres
La opción a) se la oí de chico, puesta jocosa y críticamente por mi padre en boca de su suegro –es decir: mi abuelo materno– como ejemplo revelador de su pensamiento vivo. Absoluta vigencia.
Cuatro
La posibilidad b) siempre me resultó muy graciosa. Sobre todo porque pertenezco a ambas clases de boludos. Las otras permiten el juego libre de la opinión.
Cinco
La opción c) es un clásico del graffiti argentino, recogido en los últimos años por la gente de la revista Barcelona para titular su notable Diccionario del insulto. Los otros usos/creencias han tenido y siguen teniendo equívoca vigencia.
Seis
La original es la a) y es un buen disparador para comentar jocosamente los usos del resentimiento. Ver, también, La zorra y las uvas y otras variantes fabuladoras.
Siete
La a) es la famosa e imperativa ordenanza de “creatividad” en todos los órdenes. La idea de “dejar algo”. El costado enfermizo, también, de “llenar casilleros”... Las otras deformaciones paródicas ofrecen alternativas llamativas.
Ocho
Sin comentarios.
Nueve
Sin comentarios.
Diez
La verdadera y tan provocadora es la de Baudelaire, claro. Pero las otras permiten desarrollar variantes lindísimas.
Once
Sin comentarios.
Doce
La idea es que no todos los libros –lo que se publica, impreso, entre tapa y contratapa– incluyen materia literaria. Pero también que todo –o casi todo: de las andanzas del Diego a Doña Petrona– puede ser emparedado ahí.


Epílogo

Las revistas culturales suelen publicar en tapa los nombres de los autores de los artículos. En general, dicen “Escriben:…”, o “En este número:…”.
Bien, en este curso han contado con la posibilidad de leer (estudiar) capítulos, fragmentos, artículos, notas periodísticas, o citas de:

Gabriela Adamo, Woody Allen, Maite Alvarado, Philippe Ariés, Roland Barthes, Jean Baudrillard, Zygmunt Bauman, Ricardo Blanco, Elías Bonet, Gui Bonsiepe, Mariana Carbajal, Nicolás Casullo, Norberto Chaves, Sor Juan Inés De la Cruz, Georges Duby, Oswald Ducrot, Umberto Eco, Homero Expósito, Paolo Fabbri, José Pablo Feinmann, Roberto Fontanarrosa, Michel Foucault, Paulo Freire, Johann W. Goethe, Jorge Halperin, Ron Holl, Roman Jakobson, Cristina Kirchner, Gregorio Klimovsky, Hugo Kogan, Julia Krsiteva, Carlos Lenzi, Álvaro Magaña Tabilo, Javier Marias, Miguel Milá, Antonio Pasquali, Michel Pastereau, Eduardo Pavlovsky, Daniel Paz, Charles S. Peirce, David Ratto, Miguel Rep, Pichon Riviere, Silvio Rodríguez, Daniela Rodríguez de Escobar, León Rozitchner, Rudy, Sandra Russo, Joaquín Sabina, Juan Sasturain, Beatriz Sarlo, Domingo F. Sarmiento, Ferdinand de Saussure, Sendra, Néstor Sexe, Tzvetan Todorov, Diego Torres, Oscar Traversa, Fernando Ulloa, Eliseo Verón, María Elena Walsh, Paul Watslawick, Mauro Wolf, Sergio Wolf y Alfredo Zaiat.

¿Qué tal?

Aquí termina el Curso Anual 2008 de Comunicación y Crítica.
Ahora, sólo falta seguir estudiando para el Segundo Examen Parcial, la realización del Trabajo Práctico Final, el Examen Final Oral, y… durante toda la profesión.
Estudiar…
continuará…


Agenda

7 de noviembre

De 19 a 21 horas: SEGUNDO EXAMEN PARCIAL


14 de noviembre

De 17 a 19 horas: FIRMA DE LIBRETAS (si hay Actas).

En horarios de comisiones: DEVOLUCIÓN 2º EXAMEN PARCIAL.
ENTREGA DE TPF


21 de noviembre

De 17 a 19 horas: FIRMA DE LIBRETAS (si hay Actas).

De 19 a 21 horas: EXAMEN PARCIAL RECUPERATORIO

lunes, 20 de octubre de 2008

Diseños de la violencia

24 de octubre

TEORICO Nº 22
DISEÑOS DE LA VIOLENCIA

TEXTOS COMPLEMENTARIOS OBLIGATORIOS

Página/12, 7 de octubre de 2007
1 Sobre la violencia
Por José Pablo Feinmann

La pregunta fundamental de la filosofía es: ¿hay o no hay que matar? Decidir si hay algo que justifique suprimir la vida de otro ser humano es afrontar el problema fundamental de esta disciplina, saber de saberes que asume todas las preguntas y señala a las que dan fundamento y origen a las otras, que deberán deducirse de aquéllas, las fundantes.
Antes de la formulación que acabo de proponer fueron hechas otras dos desde perspectivas muy distintas. Desde la perspectiva del existencialismo del absurdo, Albert Camus abrió su libro de 1942, El mito de Sísifo, afirmando la existencia de un solo problema filosófico: el suicidio. Cada uno cargaba con el peso de juzgar desde su absoluta, intransferible condición individual, si la vida debía o no ser vivida. Era éste, para Camus, el problema fundamental de la filosofía. Si bien implicaba un tipo de violencia –la violencia ejercida sobre sí mismo–, esa violencia funcionaba como respuesta a un problema filosófico sobre la existencia. Ese problema es el de un desajuste que se produce entre el hombre y la vida. Este desajuste es lo que Camus piensa con la categoría de lo absurdo. El hombre es absurdo para sí mismo e innecesario para el mundo. Es, así, un extranjero. En un ensayo siguiente (El hombre rebelde) abordará la relación entre absoluto y violencia, que es fundamental en nuestra interpretación. Nuestra pregunta se inspira en la formulación camusiana: juzgar si la violencia (sobre el Otro) debe o no ser ejercida, si hay o no hay alguna legalidad (alguna ley, algún derecho, alguna justificación histórica) para suprimir la vida de otro ser humano es el problema fundamental de la filosofía. Al decir problema fundamental decimos que pensamos -hacemos filosofía- para responder esa pregunta.
Hemos, pues, variado el punto de partida del filosofar heideggeriano. Con lo cual aspiramos a una temeridad inconcebible: salir de Heidegger. Quien abre su Introducción a la Metafísica con la siguiente pregunta: “¿Por qué es en general el ente y no más bien la nada?”. Considera a esta pregunta la pregunta fundamental de la metafísica.
No vamos a entrar aquí en la cuestión de la metafísica en Heidegger. Ya lo hicimos en La filosofía y el barro de la historia. Ya que la filosofía de Heidegger abrumadoramente gira hasta el hastío alrededor de la cuestión del Ser, no extrañará que el hombre de la Selva Negra termine formulando la pregunta con la que abre su libro del siguiente modo: “¿Qué pasa con el ser?”. A lo que responderá de distintas maneras. Por ejemplo, en la frase de Nietzsche “Dios ha muerto”, “con el ser no pasa nada”.
Fatigados de estas cuestiones y agobiados por otras (el mundo sigue siendo una masacre y cada vez lo es más al disponer el hombre de una técnica en creciente poder destructivo, hecho que Heidegger vio bien y que no pensamos discutirle), la pregunta fundamental, no de la metafísica sino de la filosofía (hoy) es: “¿Por qué es la violencia y no más bien su no ser, su negación, su inexistencia?”.
Nuestra pregunta surge también del asombro.
La pregunta “¿por qué es la violencia y no más bien su negación?” nos lleva a plantear la cuestión del Ser desde otro ángulo, desde otro lugar, no desde la ontología sino, en todo caso, desde una ontología que, lejos de surgir del asombro o de la duda, surge de la desesperación, de los terrores vividos, de las víctimas, del dolor, del terrorismo del Imperio Comunicacional y del fundamentalismo islámico, del terrorismo del Estado argentino de marzo de 1976, de las víctimas de las organizaciones guerrilleras argentinas, del foco guevarista, de las víctimas de los llamados “socialismos reales”, de las víctimas de quienes, en efecto, deterioraron, dañaron, acaso por décadas o por siglos, la idea del socialismo.
Ante esta realidad sólo nos resta preguntar desde el dolor. No dudamos de la violencia. No nos asombra la violencia. Demasiado la hemos conocido por medio del sufrimiento. Porque la historia es un hecho humano y, al serlo, es un humanismo, un humanismo que apesta, un humanismo que destruye a los hombres. El humanismo de la tortura no podría ser más que eso: humano. Los animales no torturan, el hombre sí.
Aquí, pues, estamos: la pregunta “¿qué es la violencia?” nos arranca de la historia del Ser en la que Heidegger sometió a la filosofía y nos arroja a (sí) el “barro de la historia”. Estamos sucios. No hay horror que no haya sido cometido y superado. (…)
En su Prólogo poderoso al libro de Fanon, en esas pocas líneas en que cada palabra arde y deslumbra, enceguece, Sartre escribe: “Hay que matar”. El colono, si quiere liberarse, tiene que matar al colonizador. Al disparar su arma mata dos pájaros: suprime a un opresor y a un oprimido. Hace nacer un tipo de hombre y hace morir otro. Nace un hombre libre (el colonizado que mató), queda un hombre muerto (el colonizador que murió). “Hay que matar”. La violencia, aquí, es.
No perdamos el tiempo en preguntar qué es. Una es la violencia del colonizador, que esclaviza a los hombres. Otra es la del colonizado, que los libera. Así se leyó a Sartre y a Fanon entre nosotros.
Estas líneas sólo se proponen ubicar a la violencia en la centralidad del preguntar filosófico. Hay un solo problema filosófico: la violencia. Juzgar si puedo o no puedo matar a otro ser humano es el problema fundamental de la filosofía. Es un problema ontológico: si no hay que matar le niego el Ser a la Muerte. Si hay que matar la Muerte es. Es un problema que compromete a la historia: se mata.
“¿Por qué es (o hay) la Muerte y no más bien la Vida?”. Lo que me lleva al problema moral: ¿es bueno matar? ¿Es malo? ¿Debo matar? ¿Debo no matar? ¿Hay algo que me autorice a matar? Si mato, ¿soy bueno o soy malo? Si no mato, ¿soy inocente?
Estas líneas (provisorias) surgieron de la lectura de un corpus formado por una polémica que una carta del filósofo Oscar del Barco desató. Imposible o no, Del Barco, en la modalidad del grito, postula la necesaria vigencia del no matarás. Parte de la experiencia de Masetti en Salta y la muerte de dos jóvenes guerrilleros a manos de sus compañeros de armas, orden de Masetti mediante. La guerrilla de Masetti preparaba el campo para la incursión de Guevara en Bolivia,
que acabó en el fracaso conocido. Respondieron León Rozitchner, Eduardo Grüner, Tomás Abraham y Horacio González. También el tema se debatió en la revista Conjetural. Todos, con mayor o menor dureza, cuestionaron a Del Barco, quien, según sé de buena fuente, prepara un libro de casi mil páginas sobre la violencia. A eso se le llama responder con energía.
Pero la discusión seguirá. En 1998 agoté mis fuerzas al publicar, sobre la violencia, un libro si no de mil al menos de casi cuatrocientas páginas (La sangre derramada) y fue puesta en escena mi obra teatral Cuestiones con Ernesto Che Guevara. No me fue bien. Uno de esos eternos peronistas que aparecen en todos los gobiernos que ese partido impone me recomendó no escribir más, consejo que claramente desobedecí. De él, en cambio, nunca vi un libro, ni entonces ni ahora. Había conseguido reeditar y dirigir la revista El Porteño y desde ahí recomendaba detener mi escritura. En El Ojo Mocho, que dirige mi viejo amigo Horacio González, María Pía López me trataba como a un maleante ideológico. Y el mismo Horacio, en su libro Restos pampeanos, habría de aplicarme el mote más inusual que jamás me aplicaran: “neoliberal”, me dijo. No es así como me llaman, por ejemplo, los que le hicieron el asalto a la Biblioteca Nacional, putsch cuidadosamente organizado que no logró triunfar. Esa gente suele decirme, como a él, “populista” o “nacionalista popular”. Qué pena, ¡con lo que a mí me gustaría ser considerado un hegeliano sartreano con toques de Foucault y Juan Bautista Alberdi!
¿Qué tenía de irritante La sangre derramada? Acaso este párrafo de sus Conclusiones: “Nuestro compromiso radica en luchar contra todas las causas de la violencia. ¿Hay una violencia legítima? Desde mi punto de vista, no hay violencia buena, ni violencia justa, ni violencia legítima. La violencia es –en sí– mala. Expresa una derrota: la de no poder tomar al Otro como un fin en sí mismo, la de no poder respetarlo en su humanidad. Esto no anula el deber de luchar contra la injusticia y el despotismo”.
Pero esa lucha –al ser violenta– siempre corre el riesgo de “instaurar un nuevo rostro del despotismo y, por tanto, de la injusticia”. Nadie recordó estos textos en las polémicas que giraron alrededor de Del Barco. Pero ahí están.


2 FOUCAULT vía ORAL

Lo que sigue es un resumen (más precisamente: una compilación de fragmentos) de una de las clases que Michel Foucault dictó en el College de France desde enero de 1971 hasta su muerte, en junio de 1984 (con la excepción de 1977, cuando disfrutó de un año sabático)
El College de France es un instituto de investigación. Por lo tanto, esas clases no eran estrictamente un curso sino la exposición oral de las investigaciones teóricas que Foucault iba produciendo.
Este texto ha sido extraído del libro Defender la sociedad, FCE, Buenos Aires, 2000. Copio (completo) el texto de contratapa y, luego, la “Clase del 17 de marzo de 1976”.
Ojo: las Notas al pie y los resaltados son míos. Los hice para articular el texto con nociones que hemos visto y para no aburrirme mientras transcribo (lo hice por vos, y por mí).

Texto de contratapa:

En el curso de 1976, Michel Foucault examina la pertinencia del modelo de la guerra para analizar las relaciones de poder.
Foucault define dos formas de ese poder: El poder disciplinario, que se aplica sobre el cuerpo por medio de técnicas de vigilancia y las instrucciones punitivas, y el que en lo sucesivo llamará biopoder, que se ejerce sobre la población, la vida y los seres vivientes.
Mediante el análisis de los discursos sobre la guerra de razas y los relatos de conquista, Foucault traza la genealogía del biopoder y los racismos de Estado. La lógica de las relaciones entre poder y resistencia no es la del derecho sino la de la lucha: no es del orden de la ley sino de la estrategia. Por ello, la cuestión consiste en saber si conviene invertir el aforismo de Clausewitz y decir que la política es la continuación de la guerra por otros medios
[1].
El curso aquí presentado se dictó entre enero y marzo de 1976, es decir, entre la aparición de Vigilar y castigar y la de La voluntad de saber, y continúa la publicación de los cursos de Foucault en esa institución, iniciada con Los anormales.


Clase del 17 de marzo de 1976

(…) Estamos, por lo tanto, en un poder que se hizo cargo del cuerpo y de la vida o que, si lo prefieren, tomó a su cargo la vida en general, con el polo del cuerpo y el polo de la población. Biopoder, por consiguiente, del que se pueden señalar en el acto las paradojas que surgen en el límite mismo de su ejercicio. Paradojas que aparecen, por un lado, con el poder atómico
[2] , que no es simplemente el poder de matar, según los derechos que se asignan a cualquier soberano, a millones y centenares de millones de hombres (después de todo, eso es tradicional). En cambio, lo que hace que el poder atómico sea, para el funcionamiento del poder político actual, una paradoja difícil de soslayar, si no completamente insoslayable, es que en la capacidad de fabricar y utilizar la bomba atómica tenemos la puesta en juego de un poder que es de matar la vida misma. De modo que, en ese poder atómico, el poder que se ejerce actúa de tal manera que es capaz de suprimir la vida. Y de suprimirse, por consiguiente, como poder capaz de asegurarla. O bien es soberano y utiliza la bomba atómica, o bien, en el otro extremo, tenemos el exceso, al contrario, ya no del derecho soberano sobre el biopoder sino del biopoder sobre el derecho soberano. Este exceso del biopoder aparece cuando el hombre tiene técnica y políticamente la posibilidad de proliferar la vida, de fabricar lo vivo[3], lo monstruoso y, en el límite, virus incontrolables y universalmente destructores. Extensión formidable del biopoder que, en oposición a lo que yo decía recién sobre el poder atómico, va a desbordar cualquier soberanía humana[4].
(…) En esas condiciones, ¿cómo es posible que un poder político mate, reclame la muerte, la demande, haga matar, dé la orden de hacerlo, exponga a la muerte no sólo a sus enemigos sino también aun a sus propios ciudadanos? ¿Cómo puede dejar morir ese poder que tiene el objeto esencial de hacer vivir?
Ése es el punto, creo, en que interviene el racismo. (…) En ese momento, el racismo se inscribió como mecanismo fundamental del poder, tal como se ejerce en los Estados modernos, y en la medida en que hace que prácticamente no haya funcionamiento moderno del Estado que en cierto momento, en cierto límite y en ciertas condiciones, no pase por él.
En efecto, ¿qué es el racismo? En primer lugar, el medio de introducir por fin un corte en el ámbito de la vida que el poder tomó a su cargo: el corte entre lo que debe vivir y lo que debe morir. En el continuun biológico de la especie humana, la aparición de las razas, su distinción, su jerarquía, la calificación de algunas como buenas y otras, al contrario, como inferiores, todo esto va a ser una manera de fragmentar el campo de lo biológico que el poder tomó a su cargo. (…) Por otro lado, el racismo tendrá su segunda función: su papel consistirá en establecer una relación positiva
[5] del tipo “cuanto más mates, más harás morir”, o “cuanto más dejes morir, más, por eso mismo, vivirás”. (…) En efecto, el racismo permitirá establecer, entre mi vida y la muerte del otro, una relación que no es militar ni guerrera de enfrentamiento, sino de tipo biológico: “cuanto más tiendan a desaparecer las especies inferiores, mayor cantidad de individuos anormales serán eliminados, menos degenerados habrá con respecto a la especie y yo –no como individuo sino como especie- más viviré, más fuerte y vigoroso seré y más podré proliferar”. La muerte del otro no es simplemente mi vida, considerada como seguridad personal[6]; la muerte del otro, la muerte de la mala raza, de la raza inferior (o del degenerado o el anormal)[7], es lo que va a ser que la vida en general sea más sana; más sana y más pura.
(…) Puede comprenderse por qué el racismo se desarrolla en las sociedades modernas que funcionan en la modalidad del biopoder; se comprende por qué el racismo va a estallar en una serie de puntos privilegiados
[8], que son precisamente los puntos en que se requiere de manera indispensable el derecho a la muerte. El racismo va a desarrollarse, en primer lugar, con la colonización, es decir, con el genocidio colonizador. Cuando haya que matar gente, matar poblaciones, matar civilizaciones, ¿cómo será posible hacerlo en caso de funcionar en la modalidad de biopoder? A través de los temas del evolucionismo[9], gracias a un racismo. (…) La especificad del racismo moderno no está ligada a mentalidades e ideologías o a las mentiras del poder. Está ligada a la técnica del poder, a la tecnología del poder[10].
(…) En esas condiciones, podrán comprender entonces cómo y por qué los Estados más asesinos son al mismo tiempo, y forzosamente, los más racistas. Aquí, hay que considerar, desde luego, el ejemplo del nazismo. (…) No hay sociedad a la vez más disciplinaria y aseguradora que la que introdujeron o en todo caso proyectaron los nazis: es una sociedad que generalizó de manera absoluta el biopoder pero que, a l mismo tiempo, generalizó el derecho soberano de matar.
En los nazis se produjo la coincidencia de un biopoder generalizado con una dictadura absoluta y retransmitida a través de todo el cuerpo social por el enorme derecho de matar y la exposición a la muerte. Estamos frente a un Estado absolutamente racista, un Estado absolutamente asesino y un Estado absolutamente suicidad.
Estado racista, Estado asesino, Estado suicida. Estos aspectos se superponían necesariamente y condujeron, desde luego, a la vez, a la “solución final” (con la cual se quiso eliminar, a través de los judíos a todas las otras razas, de los que ellos eran, a la vez, el símbolo y la manifestación) de 1942 y 1943 y al telegrama 71, mediante el cual Hitler daba, en abril de 1945, la orden de destruir la condiciones de vida del mismo pueblo alemán. (…) Sólo el nazismo, claro está, llevó hasta el paroxismo el juego entre el derecho soberano de matar y los mecanismos del biopoder.
Pero ese juego está inscripto en el funcionamiento de todos los Estados. ¿De todos los Estados modernos, de todos los Estados capitalistas? Pues bien, no es seguro. Yo creo, justamente –pero eso sería otra demostración-, que el Estado socialista, el socialismo
[11], está tan marcado de racismo como el funcionamiento del Estado moderno, el Estado capitalista. Frente al racismo de Estado, que se formó en las condiciones de vida que les mencioné, se constituyó un socialracismo que no esperó la formación de los Estados socialistas para aparecer. El socialismo fue desde el comienzo, en el siglo XIX, un racismo. Me resulta difícil hablar sobre esto[12]. Hablar así es jugar a la afirmación contundente. (…) Lo que me parece interesante y durante mucho tiempo resultó un problema para mí es que, una vez más, no encontramos simplemente en el plano del Estado socialista ese mismo funcionamiento del racismo, sino también en las diferentes formas de análisis o proyecto socialista, a lo largo de todo el siglo XIX, y, me parece, alrededor de esto: en el fondo, cada vez que un socialismo insistió, sobre todo, en la transformación de las condiciones económicas como principio de transformación y pasó del Estado capitalista al Estado socialista (en otras palabras, cada vez que buscó el principio de la transformación en el nivel de los procesos económicos), no necesitó el racismo, al menos en lo inmediato. En cambio, en todos los momentos en que el socialismo se vio necesitado de insistir en el problema de la lucha, la lucha contra el enemigo, la eliminación del adversario dentro de la misma sociedad capitalista; cuando se trató, por consiguiente, de pensar el enfrentamiento físico con el adversario de clase, el racismo resurgió, porque era la única manera que tenía un pensamiento socialista, que de todas maneras estaba muy ligado a los temas del biopoder, de pensar la razón de matar al adversario.. Cuando se trata simplemente de eliminarlo económicamente, de hacerle perder sus privilegios, el racismo no hace falta. Pero desde el momento en que hay que pensar que vamos a estar frente a frente, y que será preciso combatir físicamente, arriesgar la vida y procurar matarlo, el racismo es necesario[13].
Por lo tanto, cada vez que vemos esos socialismos, unas formas de socialismo, unos momentos de socialismo que acentúan el problema de la lucha, tenemos racismo.. De tal modo, las formas de socialismo más racistas fueron sin duda la Comuna y la anarquía, mucho más que la socialdemocracia, la Segunda Internacional y que el propio marxismo
[14].
(…) ¿Cómo se puede hacer funcionar un biopoder y al mismo tiempo ejercer los derechos de la guerra, los derechos del asesinato y de la función de la muerte si no es pasando por el racismo? Ése era el problema, y creo que sigue siéndolo.

NOTAS (mías):
[1] La frase original de Clausewitz (muy difundida) es “la guerra es la continuación de la política por otros medios”.
[2] Ver “Postmoda” en diseño.com. Hemos hablado de la Bomba de Hiroshima como la instalación de una subjetividad del orden de “fin de la especie humana”.
[3] Ver “Postmoda” en diseño.com: “En el nombre del clon”.
[4] Situar esta clase: 25 años antes de la caída de la Torres Gemelas - Guerra de Irak – terrorismo islámico - amenazas de virus, etc. Otro dato curioso: la clase la dicta una semana exacta antes del Golpe de Estado en nuestro país.
[5] “Positiva” en el sentido de positivista. Ver Modelos Empíricos, funcionalismo, etc.
[6] ¿De actualidad, no? Digo: la noción de “inseguridad”.
[7] En nuestro país, durante la Dictadura, no sólo eran perseguidos (y desaparecidos) los militantes políticos y/o los que “algo habrán hecho” sino también los homosexuales y judíos, simplemente, por su condición sexual o religiosa.
[8] Los “puntos privilegiados” bien se pueden explicar como condensaciones de sentido.
[9] Concretamente, la Teoría de la evolución de Darwin. Pero no sólo la “Teoría” como un texto sino toda una maquinaria de pensamiento y producción (ya que estamos: producción del pensamiento) de la modernidad.
[10] Es más la lógica de un dispositivo que un contenido.
Ejemplos sobran. Uno: el control de la producción de “muerte” en los campos de concentración nazis”. Muchas veces se hacen referencias (para mi gusto, por lo menos light) del racismo como una irracionalidad. Es más, en nuestro país, algunos han interpretado a los dictadores como “víctimas” de un delirio místico. Se trata de una mitificación (acrítica, obvio) que podemos señalar como de “identificación” dentro de la clasificación de Barthes en Mitologías: lo “otro” como exótico. El racismo no es una irracionalidad; al contrario, es el extremismo de la racionalidad moderna.
[11] Interesante y nunca acabada discusión. Por supuesto, se refiere al socialismo “real”, concretamente al régimen estalinista soviético. ¿Y con Fidel Castro y la experiencia cubana qué hacemos? ¿Hay dictaduras “malas”, dictaduras “buenas” y dictaduras como “solución aceptable”? Ver el texto de Sandra Russo “Fidelidad” del apunte anterior.
[12] Veamos cómo se las arregla Foucault con este último tema.
[13] El problema es que las dos condiciones no se dan aisladas ni, tampoco, se puede optar: la “eliminación” económica es inseparable de la “eliminación” física.
[14] Bueno, aquí parece que Foucault distingue y “salva” al marxismo del “socialismo real” estalinista.


3 Hambre tiene hambre
Por Eduardo Pavlovsky
Fragmento de la nota “El hambre no tiene tácticas moderadas” publicada
en el suplemento de Psicología del diario Página/12 el 21 de febrero de 2008.


El hambre no tiene tácticas moderadas.
El hambre tiene hambre.
Lo que se “reprime” es la inhumanidad del hambre.
La exclusión social es la gran fábrica de producción delincuencial, dice Pierre Bourdieu en La miseria del mundo. Agrega además las tácticas policiales contra la exclusión social, “denuncia de las violencias urbanas”, rastrillaje sistemático de los barrios considerados sensibles, represión acrecentada de los jóvenes y hostigamiento de los sin techo, toque de queda y tolerancia cero, aumento continuo de la población carcelaria, vigilancia punitiva de los sectores que reciben ayuda estatal.
En todas partes, tanto en los países desarrollados como en los que aspiran a serlo, se hace sentir la tentación de apoyarse en las instituciones policiales y penitenciarias para dominar los desórdenes engendrados por la desocupación masiva. Imposición del trabajo asalariado precario y achicamiento de la protección social. El sentido común punitivo elaborado en Estados Unidos por una red de think tanks neoconservadores se internalizó, con el auspicio de la ideología económica liberal de la que es su traducción en materia de justicia. Estados Unidos optó claramente por la criminalización de la miseria como complemento de la generalización de la desigualdad social y salarial.
Louis Wacquant –del equipo de Bourdieu– describe el fenómeno de los barrios del cinturón negro de Chicago. La miseria aplastante de este enclave vaciado de toda actividad económica, y del que el Estado –con excepción de sus componentes represivos– virtualmente se ha retirado, es una de las causas fundantes del deterioro social.
Según Wacquant, este capitalismo de saqueo, del que el tráfico de drogas constituye la punta de lanza, es una de las principales causas de la pandemia de violencia que afecta al ghetto. De este marasmo social surge el “hustler profesional”, término intraducible, al que podríamos aproximarnos con nociones como “rebusque”, “astucia”, “chanchullo”, “timo”, “ratería” “robo de arrebato”, con todo tipo de implicación en la droga.
Uno tiene que vivir y hacer vivir a los suyos, debido a la insuficiencia crónica de las entradas obtenidas con el trabajo o la nula ayuda social. Entonces, todas las familias deben tener un hustler para la sobrevivencia. La inteligencia callejera del hustler es el único bien otorgado a todos. Es la única creación de la comunidad sumergida. El hustler es el efecto de llevar al extremo una lógica de exclusión socioeconómica que afecta a todos.
El hustler, según Waquant, expresa una táctica económica de autopreservación frente a un orden de dominación tan brutal y tan despiadado. Se ha vuelto obvio y necesario en la comunidad del cinturón negro que agrupa a 70.000 personas hacinadas promiscuamente.
Al ser la exclusión social parte del orden de las cosas, se produce un fenómeno de privación de la conciencia de la exclusión. Entre nosotros, este fenómeno se explica con un sentimiento de resignación. La exclusión entre los excluidos también se ha vuelto natural y obvia. La subhumanidad los ha alcanzado. El subdesarrollo de los recursos humanos se ha interiorizado como normal.
El bombardeo mediático se refiere siempre al problema de la inseguridad. Allí se juntan todos, para hacer patria. Pero en Chicago los hustler fueron generados por la falta de empleo –y de ayuda estatal– desde 1960.
El capitalismo produce, según Jaime Petras, corrupción, miseria y tremenda desigualdad social. En Mitos y realidades sobre la criminalidad en América latina, Bernardo Kliksberg identifica la desocupación juvenil como la principal causa de la crisis de seguridad. Uno de cada cuatro jóvenes latinoamericanos no estudia ni trabaja y sólo el 40 por ciento terminó la escuela secundaria.
En una visión de conjunto, las causas de la epidemia de criminalidad no son misteriosas. La región ha visto en las últimas décadas la agudización de los problemas sociales y de las desigualdades. Ello ha multiplicado los factores de riesgo de la delincuencia. La imposibilidad de ingresar en la vida laboral, la baja educación y las familias desarticuladas crean un inmenso grupo de jóvenes expuestos.


4 Las violencias de la lengua
Por Maite Alvarado

Según la forma en que se las utilice, las palabras pueden traicionar a su pronunciador.
A veces la metáfora tiene sus riesgos, el cansancio pasa a ser fusilamiento y el hastío se transforma en pudrición.

Juan Carlos Mareco, contraído, miraba hacia la platea en busca de algún rostro amigo, un poco de luz, una idea, cualquier frase que lo rescatara del mal rato. Ansiaba, entre los silbidos, olvidarse para siempre de esa jornada inaugural del Festival de Cine Español, dejar atrás la gente que desde la platea le decía, el último 18 de junio, de todo menos simpático. Refiriéndose a los gestores del cine español, Mareco –casi espontáneo- armó la frase allí mismo, con palabras en danza en esos días. “Debemos rendirle –dijo- la obediencia debida al talento de los artistas de ese país.” El eco de la frase fue un silbido. El hombre supo entonces, esa noche, que el inconsciente puede jugar una mala pasada, eligiendo –sin que uno quiera- una metáfora de dudoso gusto.
En otros tiempos, la metáfora era considerada como una figura ornamental, un capricho de estilo que permitía a los poetas disfrazar el lenguaje para “hacer el verso”.
De unos años a esta parte, la lingüística y el psicoanálisis han llamado la atención sobre la cotidianidad de la metáfora. El pensamiento analógico que la funda aparece muy temprano en el ser humano: el chico que llama “tren” a una antigua cámara fotográfica que exhibe su fuelle desplegado, está haciendo una metáfora. Claro, también la hace el adulto que trata al niño de “burro” o “marmota”, que además le enseña el valor de la sustitución analógica y su poder de persuasión. El niño experimenta así, en carne propia, la humillación de la condición animal.
La equivalencia entre el intercambio verbal y la guerra, sin ir más lejos, ha quedado registrado en un repertorio de metáforas de uso generalizado: ¿quién, alguna vez, no contraatacó con otro argumento, o defendió su posición a muerte, o dio en el blanco, o bombardeó a su interlocutor con preguntas, o acosó al adversario hasta derrotarlo, o se dio por vencido, o desplegó nuevas estrategias, arremetió, descargó su artillería y venció?
“Argentina, a matar o morir” tituló, a seis columnas, ocupando toda la página, una edición vespertina del diario La Razón. La nota no se refería a ningún conflicto bélico sino a un partido que la selección de fútbol protagonizaba, por la Copa América, frente a Ecuador.
A veces la metáfora esconde, sugiere, metaboliza. “Hoy, en el Día del Periodista –graficaba un chiste de Limura-, quiero hacer un agradecimiento a la elipsis, a la metáfora y al eufemismo, gracias a los cuales los riesgos más graves de esta profesión, una de las más peligrosas del mundo, han quedado, en mi caso específico, confinados a los rincones más oscuros de mi estilo.”
Otras, en cambio, despliegan abiertamente situaciones, hechos, historia. “Cuando llegué a Europa, después de muchos años, en mi primer café con una amiga, me sorprendió sobre todo una frase. ‘Ahora me persigo con que no voy a poder pagar el alquiler’, me dijo. Me quedé pensando. No dijo ‘estoy angustiada’, ‘me preocupa’, ‘me obsesiono’, incluso. Dijo ‘me persigo’. Fue clarísimo: allí me estaba mostrando muchas de las cosas que habían pasado acá”, explicaba una actriz exiliada durante años en España.
Las distintas disciplinas científicas, se sabe, han aportado a lo largo de la historia vocablos propios a otros campos, permitiendo así la acuñación de sistemas de metáforas: la mecánica plagó el discurso de las ciencias sociales y políticas de palancas, resortes, engranajes; la biología aportó, en su momento, organismos, anticuerpos, antídotos y virulencia; la química también dejó su huella, precipitando, neutralizando, cristalizando y corroyendo; más recientemente, la electrónica hizo posible emitir, detectar, amplificar, codificar, modular, tener buenas y mala ondas; la informática, por su parte permitió que cualquier hijo de vecino optimice y minimice como si fuera moco de pavo.
Ahora bien, si la efectividad de la metáfora literaria reside en su originalidad, en el hallazgo de una semejanza inusitada entre realidades distintas, las metáforas cotidianas deben su éxito, en cambio, a lo evidente de su analogía, que garantiza un reconocimiento cierto. Por eso suelen recurrir a menudo al acervo popular (que dice que los zorros son astutos y las brujas maliciosas, entre otras cosas) o a la experiencia compartida. Ése es el caso de la multitud de metáforas de la lengua coloquial que los argentinos hemos ido acuñando en los últimos tiempos y a través de las cuales se habla, sin darse cuenta, del terror, de la represión y la violencia.
Una joven que ha decidido no volver más a su novio, quizá le cuente esa noche a una amiga, con cierta angustia: a Pablo le corté el rostro; Mató mil, se dice para agasajar a alguien después de una buena performance; lo mandé en cana, lo mandó a guardar, lo botoneó, para ejemplificar la labor de algún obsecuente en el trabajo; entre los amigos, un adolescente, después de su primera cita amorosa, dirá, con evidente orgullo, la dejé muerta; achicá el pánico se le puede sugerir a un compañero que se queja por la demora del colectivo; dejar en descubierto a alguien, frente a terceros, es incinerarlo; después de una negociación muy costosa, con dificultades, se resuelve apretando al otro para que firme de una vez el documento. Ya nadie, después de 12 horas de trabajo sin parar, habla del cansancio, estoy fusilado ejemplifica mejor. Le di con un hacha era, antes, le batí la justa o le chanté las cuarenta.
Acaso como corolario de una metodología represiva que no se ha podido olvidar, si se quiere definir al nuevo marcador de punta de Boca Juniors o criticar a un joven novelista sólo voluntarioso se dice, sencillamente, que no existe, lo hacemos desaparecer.


Guía de lectura

"Diseños de la violencia" diseño.com capítulo 16
1. La violencia a partir de cuatro “supuestos” cotidianos
2. Subjetividades históricas de la violencia. Historicidad de la violencia en

nuestro país.
3. (sigue, sigue, sigue...)
4. La violencia es “natural” en el hombre (en los seres humanos).
5. La violencia es “cultural”.
6. Parafraseo sobre la definición de Lengua en Saussure.
7. Política y violencia. Antes y ahora.
8. La inseguridad y el miedo como subjetividades.
9. La difusión como estrategia de disciplinamiento social.

La enunciación de la violencia.
10. Diferencia entre Discurso de la Violencia y Discurso Violento.
11. Diferencia entre Diseño de la Violencia y Diseño Violento.
12. Las metáforas del “jueguito”.
13. Las distintas interpretaciones de las distintas disciplinas.
14. El no reconocimiento del Otro.
15. Transgresión y violación. Diferencia.
16. El tercero ausente.
17. La “encerrona trágica”.
18. Definición de violencia según Feinmann.
19. La devaluación de la metáfora.
20. Código y discurso.


TEXTOS COMPLEMENTARIOS OBLIGATORIOS

Fernando Ulloa en diseño.com capítulo 16 Pág. 257
1. Ternura y tierno.
2. Los despojados.
3. Los sobrevivientes.
4. Ternura: la ética del sujeto.

Gregorio Klimovsky en diseño.com capítulo 16 Pág. 258
1. Distintos factores de la violencia:
2. Lo económico social.
3. La corrupción.
4. La frivolidad.
5. La intolerancia.
6. La cultura de la droga.


José P. Feinmann

"Democracia y violencia" en La sangre derramada Módulo 2

1. La sangre derramada... “no será negociada”.
2. Los “pactos de sangre”.
3. El juramento de fidelidad y la traición.
4. La no negociación.
5. La lógica de la guerra.
6. Una definición más de política.
7. Las consignas de “muerte”. Pensar como discursos.
8. Las teorías de la violencia: dos facetas.
9. La violencia como “partera de la historia”.
10. La historia tramada por el crimen. (metáfora “textilera”)
11. “En el comienzo fue el crimen...”
12. El tema de la igualdad.
13. Todos somos desiguales. ¿En qué?
14. Democracia y violencia.
15. Democracia y desesperación.
16. Democracia y desesperanza.
17. El desamparo de los desamparados. Juntar con texto de Ulloa.
18. El “Fin de la Historia”.
19. La ratio económica. La racionalidad económica. La racionalidad del “Mercado”.
20. El hombre como medio y como fin. Ética de fines y ética de medios.
21. La “tasa de sufrimiento”.
22. Un hombre es un hombre.
23. El Che Guevara: “Ellos volverán a matar”.
24. La insurgencia armada como camino. Violencia y contraviolencia.
25. La desaparición: La “muerte argentina”.
26. La democracia como construcción del sujeto crítico.
27. ¿Hay violencia legítima?
28. La democracia como resolución de la violencia.
29. Nada justifica a la violencia dentro de la democracia, nada justifica que la democracia conduzca a la desesperación. (la “encerrona trágica” del desamparado).


Para la clase de trabajos prácticos del viernes 31 de octubre:

Estudiar

“Diseños de la violencia” capítulo 16 de diseño.com

“Democracia y violencia”
en La sangre derramada José P. Feinmann Módulo 2

TEXTOS COMPLEMENTARIOS OBLIGATORIOS

1.- “Sobre la violencia” por José P. Feinmann
2.- “Clase del 17 de marzo de 1976” por Michel Foucault en Defender la sociedad.
3.- “Hambre tiene hambre” por Eduardo Pavlovsky
4.- “Las violencias de la lengua” por Maite Alvarado


Agenda

31 de octubre
TEÓRICO: Repaso
PRÁCTICO: Diseños de la violencia.

7 de noviembre
De 19 a 21 horas: SEGUNDO EXAMEN PARCIAL

14 de noviembre
En horarios de comisiones:
DEVOLUCIÓN 2º EXAMEN PARCIAL.
ENTREGA DE TPF

21 de noviembre
De 17 a 19 horas: FIRMA DE LIBRETAS (si hay Actas).
De 19 a 21 horas: EXAMEN PARCIAL RECUPERATORIO

viernes, 17 de octubre de 2008

Discurso Político y Poder

17 de octubre

TEORICO N º 21
DISCURSO POLÍTICO y PODER

Guía de Lectura

diseño.com

Capítulo 15
1. Poder como sustantivo, como adjetivo, como verbo.

Se posee (es una cualidad) o se ejerce (es una acción).
2. La Política como retórica del Poder.
3. El Poder y las “tres perspectivas”.
4. Discurso Político: un enunciador y tres destinatarios.
5. Un discurso con un enunciador y “esos” tres destinatarios:

un discurso político.
6. El discurso de la Moda como discurso político.
7. La política como texto, como representación y como juego.


TEXTOS COMPLEMENTARIOS OBLIGATORIOS


1. Discurso Hipócrita y Discurso Cínico. Analogías y diferencias.
2. El silogismo del Discurso Cínico: “honesto” de la hipocresía.
3. Las personas y sus discursos: la opinión.
4. Figuras del Mito y Operaciones Retóricas de los
Discursos Hipócritas y Cínicos.
5. Corruptela y corrupción.
6. La mafia.
7. La corrupción. Tres Modelos.

Aplicación conceptual

Señale enunciadores, destinatarios, componentes y entidades en los siguientes textos:

viernes, 03 de octubre de 2008
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, DOCTORA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ENCUENTRO CUATRIPARTITO DE PARTIDOS POLÍTICOS DE BRASIL, CHILE, URUGUAY Y ARGENTINA REALIZADO EN EL SHERATON HOTEL DE PILAR

¡Dios mío hablar después de Pepe y de sus palabras!
¿Cómo están todos y todas? Realmente, momentos no sé si difíciles pero distintos o que nunca imaginamos. Pero esta presencia de todos nosotros hoy aquí esta noche, creo que viene con muchos antecedentes.
Viene con el antecedente de la última Cumbre de las Américas, allá en Mar del Plata, donde luego de una discusión y de un debate más que importante, tal vez cuando participamos en esa discusión y en ese debate no vislumbrábamos exactamente qué eran las cosas que se estaban debatiendo y discutiendo. Pero a la luz de las cosas que sucedieron y que están sucediendo, aquellos hechos, aquellas luchas, aquellas discusiones adquieren nuevas dimensiones.
También están las cosas que hemos vivido en los últimos tiempos en la América del Sur, estos ejemplos fantásticos de multilateralidad que nos tocó vivir en la última Cumbre del Grupo de Río, en Dominicana, y la última en La Moneda, cuando en un ejercicio de esa multilateralidad que estamos reclamándole al mundo desde tanto tiempo, pudimos paisitos -como le gusta decir a Mario Benedetti- chiquititos del Sur, algunos más grandes por volumen de economía, tal vez también como dice Pepe, con cierta razón, con mayores responsabilidades en la dirección del conjunto y en éxito del conjunto, pudimos construir instrumentos propios para poder ayudar a otros hermanos jaqueados, asediados, desconocidos en su legitimidad democrática y popular.
Creo, sinceramente, que estamos en momentos fundacionales, no solamente en la región, sino en el mundo. Está la posibilidad de construir una sociedad más justa, más equitativa, más racional también si se quiere, porque, a ver, las cosas que están sucediendo no son solamente producto de espíritus egoístas o insaciables, sino que en el fondo son profundamente irracionales. Y yo creo, precisamente, que una de las cosas que tenemos que hacer en estas discusiones -creo que las habíamos abordado en otras reuniones previas- es la necesidad de discutir también desde categorías propias de pensamiento y de análisis, categorías de pensamiento latinoamericanos, de la América del Sur.
Me parece que la elaboración de esto no es una cuestión menor, sobre todo cuando muchas veces uno va a lo que podríamos denominar los grandes país en la Europa y nos preguntan acerca de los populismos y de las experiencias populistas en la América del Sur. Y yo creo que se hace imprescindible en estas discusiones, en estos encuentros, analizar, precisamente, desde nuestras propias realidades, desde nuestra propias identidades y, fundamentalmente, desde nuestras propias experiencias históricas, políticas e institucionales.
La región vive un momento sin precedentes históricos, con gobiernos que por primera vez responden a la identidad de sus pueblos pero, además, que han podido saltar desde lo testimonial al ejercicio concreto del Gobierno, que no es un salto menor; muchos en ese salto han fracasado y creo que la experiencia nuestra, la de tantos compañeros y compañeras en la América del Sur que soñábamos cuando éramos muy jóvenes con un mundo más justo, más equitativo, con mejor distribución del ingreso, donde pudieran tener los trabajadores y los que nos son trabajadores también, todos, el acceso a la educación, a la seguridad, a la salud y a la vivienda, vemos hoy que ya no es responsabilidad de los otros, sino que es responsabilidad de todos nosotros.
Esto nos exige una altísima cuota de responsabilidad y también de comprensión, de comprensión del mundo que estamos viviendo y del mundo que viene. Los cambios han sido demasiado vertiginosos. Si alguien hubiera pensado allá por los años '80 que se caía el Muro de Berlín, seguramente hubiera discutido como loco; si además alguien le hubiera contado a otro alguien el 11 de Septiembre, seguramente le hubieran dicho "eso es una película americana, no existe" y si a alguien le hubieran relatado esta situación que estamos viviendo, no ya desde los países emergentes desde donde siempre salían las crisis, como lo dije en Naciones Unidas, sino que al contrario, es precisamente desde la centralidad de la globalización y del pensamiento único de donde sale la crisis ahora y amenaza expandirse al resto del mundo, también nos hubieran dicho que estábamos locos y que, bueno, que éramos nostálgicos y que estábamos equivocados.
Esto tampoco nos debe llevar a la soberbia propia de los que no actúan inteligentemente y creer que esto es el fin del capitalismo. Yo no creo que esto sea así realmente, creo sí que se viene otra etapa diferente, una etapa donde las economías reales, donde la producción, donde el trabajo vuelven a tener una centralidad muy importante y me parece que allí tenemos nosotros, que de producción, de trabajo, de sueños, de equidad, de seguridad, de justicia tenemos mucho, pero que además ahora le hemos puesto la expertez del Gobierno, de haber institucionalizado lo que sosteníamos, algunos decían casi solamente teóricamente, poder aportar desde esta construcción diferente que es posible hacer algo distinto en el cual la representación popular deje de ser solamente un hecho que trascurre entre elección y elección.
Ese gran desafío lo tenemos que hacer con mucha humildad, lo tenemos que hacer con mucha dignidad, pero también no podemos rehuir al desafío. Sabemos también que en la región los países con mayor volumen económico o con mayor presencia tenemos también una responsabilidad. No vamos a rehuir a esa responsabilidad, pero también sabemos que la unidad de la región es imprescindible en materia de políticas, de proyectos, de conocimiento, de todo lo que recién mencionaba Pepe con tanta precisión y acierto.
Así que, nada, con la misma humildad de siempre pero con la misma vocación para discutir y debatir todo lo que haya que debatir y discutir, es que aquí estamos y, bueno, manos a la obra. Creo que el tiempo de los que pensábamos que algo diferente se podía hacer ha llegado y creo que es hora de aprovecharlo.
Muchas gracias. (APLAUSOS)

TEXTO COMPLEMENTARIO NO OBLIGATORIO

Diseño y dinero
Por Álvaro Magaña Tabilo. FORO ALFA. 13 de octubre de 2008.

¿Para qué se estudia la carrera de diseño? ¿Por lucro o altruismo?
Lo que nos pasa con el dinero subyace a la respuesta de estas preguntas.

A raíz de la publicación de mi artículo «
Todas esas cosas que no son diseño» en FOROALFA, sostuve un breve intercambio de opiniones por correo con una diseñadora industrial colombiana, para quien lo que escribí en el texto me posicionaba como promotor del «diseño cortesano», concepto que usa Ramiro Espinoza para referirse a quienes, habiendo abandonado el altruismo, diseñan «como si fueran técnicos» vehiculizando «expectativas ajenas, renunciando a toda sublimación, cercenando su Eros creativo […] un sujeto alienado, que no tendrá conciencia de su rol en la sociedad y que, por lo tanto, será incapaz de reformularlo».
Me decía la diseñadora que en el fondo le causaba tristeza que hubiese diseñadores que sólo trabajaran su profesión por el dinero, y esta apreciación que no puedo eludir ni devaluar, creo que es un ejemplo muy claro de la profunda crisis de las vocaciones profesionales y en paralelo de las promesas sociales relacionadas con la educación, dilema que no es privativo del diseño.
Para muchos la vocación, o el llamado a ejercer una determinada disciplina, está disociada de la recompensa económica como patrón de medida del éxito. Idea similar uno suele hallarla en los discursos algo místicos y voluntaristas de gente que ha tenido considerable éxito (todos hemos oído el discurso de Steve Jobs en Stanford, o en una escala más modesta y local el puteo del alma que hace Federico Luppi en la película de Aristaráin, «Lugares Comunes»1 encarnando a Fernando, quien le dice a su propio hijo que lo ha traicionado por no haber seguido su vocación: «lo que le gusta», lo que lo «conmueve» y el hijo le responde que su trabajo «le entretiene y lo hace bien» que le está dando «un futuro» a los hijos y a su mujer —hay que verla—) y también de gente que muy posiblemente ama su trabajo sin haber tenido el mismo éxito de Jobs.
Concuerdo que los mayores aportes que una persona puede hacer a su profesión son independientes de la recompensa económica. De hecho la autorrealización, en su más amplia acepción, permite involucrar toda clase de recompensas: reconocimiento de los pares (que no siempre redunda en riqueza material), comodidad existencial (sentirse a gusto en la situación cualquiera esta sea), sentido del deber cumplido, etc. Pero al mismo tiempo, el sentirse bien con uno mismo implica dosis de libertad que —en la sociedad de mercado que vio nacer al diseño y de la que éste se nutre permanentemente— están relacionadas con el poder adquisitivo, la gestión del dinero y la habilidad financiera en todo nivel: desde hacer maravillas con un bajo presupuesto, hasta saber invertir los excedentes de una exitosa operación comercial.
Todo lo que se ha dicho está muy bien, además no se ha hablado de formar comunidades autoabastecidas basadas en el trueque, o de volar el sistema económico para «liberar» a nadie, como postula Fight Club2.
Pero debemos reconocer que estamos hablando de una sociedad en que el aprendizaje de una profesión deriva de una necesidad social o de una falla de mercado que requiere personas capacitadas y con las competencias adecuadas para resolver dichas necesidades o fallas.
Por cierto las escuelas de diseño explotan ambos argumentos para atraer matrícula (ojo que no hablo de alumnos, ni estudiantes): por un lado cumplir sueños, seguir la vocación, explotar los talentos y luego ser útil al país, a la empresa, al futuro, etc. Así, si bien en las promociones de educación profesional nunca se habla de asegurar trabajo, campo ocupacional ni opciones de desarrollo que no sean académicas (salvo contadas excepciones), creo que es justo que la educación del diseño se haga cargo de la complejidad involucrada en compatibilizar vocaciones, talentos reales, desarrollo de habilidades técnicas y sociales con demandas reales; ya sean explícitas de la industria y el comercio, o de necesidades concretas de la población sin acceso al apoyo del estado.
Una opción no desestima la otra. Pero así como creo que la enseñanza humanista en su definición más genérica es necesaria para cualquier tipo de educación, el foco desmedido que ésta ha recibido en la enseñanza de nuestra disciplina ha generado un doble problema a quienes ejercemos la profesión: la necesidad de una conversión (que es casi una apostasía a los credos académicos de antigua raigambre) del mundo ideal de la academia al crudo mundo del trabajo, y la imagen instalada de que el perfil del diseñador se aproxima más a un anarquista bohemio (por lo general mal preparado para enfrentar al mercado, a los clientes o a cualquier tipo de institución no educativa) que a un asesor estratégico al servicio de las empresas y su país.
Esto demuestra en mi opinión un conflicto muy extraño entre las creencias acerca de lo que representan los conocimientos «humanistas» y artísticos para el diseñador, y lo que en realidad son «el arte y las humanidades», si es que tales cosas son factibles de ser definidas con un objetivo claro para el diseño (si es que a su vez éste es factible de ser definido para el bienestar de quienes lo ejercemos).
¿No será más bien que tenemos que definir la relación de las profesiones (la nuestra en particular) con el dinero?

1. Película de 2002, de Alfredo Aristaráin. Título original: “Un lugar en el mundo”.

2. Película de 1999, de David Fincher, sobre la novela de Chuck Palahniuk. Parlamento de la escena citada: «En el mundo que veo, estás al acecho de alces a través de los húmedos bosques que hay alrededor de las ruinas del Rockefeller Center. Estás vestido con ropajes de cuero que te durarán por el resto de tu vida, Te trepas por las gruesas enredaderas que envuelven la torre Sears. Y cuando miras hacia abajo, ves pequeñas figuras machacando maíz y colocando tiras de carne de venado sobre el carril vacío de una autopista abandonada».



Para la clase de trabajos prácticos del viernes 24 de octubre:

Traer; artículos de diarios o revistas y panfletos para analizar Discurso Político.


Estudiar:

Discurso político y poder capítulo 15 de diseño.com

Derecho de muerte y poder sobre la vida Michel Foucault Módulo 2

jueves, 9 de octubre de 2008

Los diseños del amor

TEORICO Nº 20
LOS DISEÑOS DEL AMOR

Guía de lectura

"Los diseños del amor" diseño.com capítulo 14

1. El amor como subjetividad
2. Subjetividades de amor.
3. Amor y comunicación.
4. Baudrillard y Barthes para ingresar al tema del amor.
5. Del amor se puede decir “todo”.
6. Un pequeño punto de la nariz.
7. Modos Comunicacionales.
8. La relaciones de comunicación.
9. El amor: lo poético.
10. El amor: homólogo, interpares, etc.
11. El amor: invención incesante en el tiempo.
12. Malentendido.
13. Bieentendido.
14. Construcción cultural
15. Discurso Amoroso: las Funciones del Lenguaje.
16. Discurso Amoroso: las Figuras del Mito.
17. La pareja: vínculo oxímoron.
18. Amor y Epistemología. Amor y Poder.
19. “Brevísima epistemología”
20. El amor funcionalista: las cuantificaciones del amor. El debe y el haber amoroso.
21. El amor estructuralista: lo vincular, el nosotros inclusivo. Estructural y Estructurado.
22. El amor como devenir: el concepto de “devenir”. El amor como constructo.
23. El Discurso Amoroso y “su” Diseño: El diseño amoroso.
24. Historia del Amor. Amor y matrimonio. Amor y pareja. Circunstancias históricas.
25. Perspectiva histórica y cultural del Romanticismo.
26. Religiosidad y Deseo.
27. El cruce en el Cuadrado Semiótico: “otros” cuatro modelos.

Fragmentos de un discurso amoroso
Roland Barthes

EN LA CALMA TIERNA DE TUS BRAZOS
1. El abrazo (definición)
2. “estamos en el sueño, sin dormir”
3. “incesto prorrogado”
4. surge lo genital: la lógica del deseo
5. dos sujetos a la vez: maternidad y genitalidad.
6. La saciedad: la contracción y contradicción de los dos abrazos.

UN PEQUEÑO PUNTO DE LA NARIZ
1. Alteración (definición)
2. Una marca ligera, mas una clara marca de corrupción
3. Un punto que vincula a l otro con un mundo “simple”.
4. alteración de la imagen: vergüenza por el otro
5. la imagen mezquina
6. “una relación de calidad”
7. el lenguaje, sobre todo, por el lenguaje
8. los lenguajes que “otros” le prestan
9. deseo, respecto de un tercero (no celoso)
10. La imagen de otro es, entonces, otro, un extraño
11. El deseo “loco”
12. El reflujo de la imagen.

LOS CELOS
1. Celos (definición)
2. Los celos: discurso del Otro.
3. “no soy el único”.
4. “sufro dos veces”
5. Ser celosos es algo propio.
6. Celos: burgueses, feos, etc.
7. “sufro cuatro veces...”

“QUIERO COMPRENDER”
1. Comprender (definición)
2. ¿Qué se piensa del amor?
3. Reparar en el proverbio chino que se cita.
4. Querer comprender.
5. El grito del amor.
6. No interpretar más...
7. ¿La “ciencia de los lapsus” puede descubrirlo?

EL CUERPO DEL OTRO
1. Cuerpo (definición)
2. El cuerpo propio y el “otro cuerpo”
3. Escrutar: desarmar, investigar, etc.
4. Fetichizar
5. La fascinación: el extremo del desapego.
6. “Leer sin comprender” , la causa de mi deseo.

“ESTOY LOCO”
1. Loco (definición)
2. La “locura” de amor.
3. El amor vuelve como loco.
4. La locura, despersonalización.
5. La locura de amor: consistir.
6. Enamorado: ser asocial.

AMAR EL AMOR
1. Anulación (definición)
2. “para que traslade mi deseo”
3. “es mi deseo lo que deseo2
4. “sufro al ver al otro (que amo) así disminuido...

LA CONVERSACION
1. Declaración (definición)
2. El lenguaje es una piel...
3. Doble contacto: “yo te deseo” y “acaricio”.
4. Hablar morosamente es...
5. No es posible hablar de amor, salvo...
6. Nadie tiene deseos de hablar de amor si no es por alguien.

EL MUNDO ATONITO
1. Desrealidad (definición)
2. “El mundo está lleno sin mí” (“en un acuario”)
3. “Vivo el mundo (el otro mundo) como una histeria generalizada”
4. “Sufro la realidad como un sistema de poder”.
5. El mundo ya no resulta irreal sino disreal.

TRAJE AZUL Y CHALECO AMARILLO
1. Indumentaria (definición)
2. “Trajeándome, adorno lo que fracasará del deseo (vincular a moda).
3. Parecerse a quien ama.
4. “Quiero ser el otro, quiero que él sea yo...”
5. “La indumentaria que lo “disfraza” de enamorado lo encierra tan fuerte que...”


Metodología recomendada:

Lea (estudie) el capítulo 14 de diseño.com: “Los diseños del amor”

1. Relea (estudie) el texto bajo el subtítulo “El diseño romántico”.

Págs. 227 a 229 de diseño.com.
2. Lea el siguiente TEXTO COMPLEMENTARIO OBLIGATORIO: Werther.
3. Lea (estudie) los textos escogidos de Fragmentos de un discurso amoroso.



TEXTO COMPLEMENTARIO OBLIGATORIO
Werther
Johann W. Goethe

Fragmento del prólogo de Gabriela Adamo:
La más desdichada historia de amor

(…) ¿De que trata entonces esta historia tan fascinante? Por lo pronto, el mismo autor se encargó de indicar que se basa en un episodio autobiográfico. Tras recibirse de abogado, el joven Goethe hizo un período de prácticas en la ciudad rural de Wetzlar. Allí, en un baile, conoció a una muchacha de diecinueve años, hija de un funcionario real que, como era viudo, le había encargado el cuidado de sus nueve hijos. Charlotte –así se llamaba la damisela en cuestión- era encantadora, y Goethe se enamoró a primera vista. Pero ella estaba comprometida con Johann Kestner, otro joven funcionario que, paradójicamente, se convirtió en íntimo amigo del escritor. Este triángulo amoroso prosperó y se intensificó durante un tiempo, hasta que Goethe decidió apartarse del idilio enfermizo y buscar otros horizontes (donde no faltarán, desde ya, amores imposibles y también reales). Como correspondía a un romántico de ley, guardó celosamente el lazo del vestido de su amada y alimentó durante buen tiempo los recuerdos más melancólicos. Pero su vitalidad arrolladora no permitió que este desencanto lo hundiera, sino que lo obligó a convertir la experiencia en una obra maestra de la literatura universal.
Su doble en el papel, en cambio, no corrió tan buena suerte. La situación inicial es idéntica; hasta el nombre la protagonista, Lotte, no es más que el apodo de Charlotte. Werther la conoce antes de un baile y se enamora de pies a cabeza. El sentimiento crece a lo largo de varios meses de una amistad cada vez más estrecha con ella, su familia y su prometido, hasta adquirir una intensidad y una vehemencia tal que se vuelve insostenible. Werther es el personaje que condensa todas las expectativas de su época, es un “genio del sentimiento, alguien a quien todo lo impresiona, abierto a todas las alegrías y a todos los dolores, pero sacudido y destrozado por esa misma exhuberancia.
El texto comienza a ofrecer indicios, pintorescos o dramáticos, según el caso, de los peligros que implica una vida intensa, una expectativa irracional, un anhelo sin fundamento. En varios fragmentos queda claro que para Werther la vida es una cárcel, y que la única libertad del ser humano radica en saber que la puede abandonar cuando quiere.
Las descripciones idílicas y alegres del principio se vuelven cada vez más desesperadas, ansiosas y funestas; sólo recobran la calma cuando el protagonista está decidido a llevar a cabo su plan. Werther no puede salvarse por el arte, como Goethe; sólo dispone del final más extremadamente romántico. (…)


Fragmento de
Werther
Johann W. Goethe

Después de las once
“Todo está en paz a mi alrededor, y así de tranquila está mi alma. Te agradezco, Dios, que me regales en estos último instantes este calor, esta fuerza.
Me asomo por la ventana, amada mía, y miro, y veo todavía entre las nubes tempestuosas que pasan volando algunas estrellas en el cielo infinito. ¡No, no, ustedes no se caerán! El Eterno las lleva en su corazón, lo mismo que a mí. Veo las estrellas de la Osa mayor, mi constelación favorita.
Cuando salí de noche de tu casa, al traspasar la puerta, estaba justo delante de mí allí en lo alto. ¡Con qué embriaguez la he contemplado tantas veces, con las manos alzadas, convirtiéndola en señal, en monumento sagrado de mi dicha presente! Y además… ¡Oh Lotte! ¿Qué cosa no me recuerda a ti? ¡Si en todo lo que me rodea estás tú! ¿Y no me he apoderado, insaciable como un niño, de toda suerte de pequeñeces que tú, santa, habías tocado?
¡Querido retrato! Te lo devuelvo como legado, Lotte, y te ruego que lo honres. Miles, miles de besos grabé sobre él; miles de saludos le dediqué cada vez que salí o volvía a casa.
Le he pedido a tu padre en una nota que proteja mi cadáver. En el cementerio hay dos tilos, atrás, en una esquina que mira al campo; allí quisiera descansar. Puede hacerlo y lo hará por su amigo. Pídeselo tú también. No quiero exigir a cristianos devotos que sus cuerpos descansen junto al de un pobre desdichado. ¡Ah!, cómo quisiera que me enterraran en el camino, o en el valle solitario, para que sacerdote y levitas pasaran santiguándose ante la lápida señalada y el samaritano derramara una lágrima.
¡Aquí Lotte! ¡No me estremezco al agarrar el cáliz frío, espantoso; del que he de beber el éxtasis de la muerte! Tú me lo alcanzaste y no vacilo. ¡Todo, todo! ¡De este modo quedan satisfechos todos los deseos y esperanzas de mi vida! Golpear así y tieso a las férreas puertas de la muerte.
¡Si hubiera sido partícipe de la dicha de morir por ti! ¡De sacrificarme por ti, Lotte! Moriría valiente, alegre, si pudiera devolver la tranquilidad, el placer de tu vida. Pero, ¡ay! Eso le fue dado a pocos elegidos, derramar su sangre por los suyos y, con su muerte, animar una vida nueva, centuplicada, para sus amigos.
Con estas ropas, Lotte, quiero que me entierren, tú las has tocado y santificado; también se lo he pedido así a tu padre. Mi alma flota sobre el féretro. Que no revisen mis bolsillos. Este lazo rosado que llevabas entre tus pechos cuando te vi por primera vez entre tus niños… ¿Oh, bésalos mil veces y cuéntales el destino de su desdichado amigo! ¡Queridos niños, corretean a mi alrededor! ¡Ah, cómo me uní a ti! ¡Desde el primer momento no pude dejarte!... Quiero que entierren este lazo conmigo. ¡Me lo regalaste para mi cumpleaños! ¡Cómo devoraba todo!... ¡Ah, no pensé que el camino me conduciría aquí!... ¡Quédate tranquila! Te lo ruego, ¡quédate tranquila!...
Están cargadas… ¡Son las doce! ¡Pues que así sea! ¡Lotte! ¡Adiós! ¡Adiós!”

Un vecino vio el resplandor de la pólvora y oyó el disparo, pero como todo volvió a estar en silencio, no prestó atención.
A las seis de la mañana entró el criado con la lumbre. Encontró a su señor en el suelo, la pistola y la sangre. Gritó, lo sacudió; ninguna respuesta estaba en los últimos estertores de la agonía. Corrió a buscar al médico, a Albert. Lotte, oyó sonar la campanilla, y un temblor se apoderó de sus miembros. Despertó a su marido, se levantaron, el criado trajo sollozando y tartamudeando la noticia, Lotte cayó desmayada a los pies de Albert.
Cuando el médico llegó para atender al desdichado, lo encontró tendido en el suelo sin salvación; el pulso aún latía, pero todos sus miembros estaban paralizados. Se había disparado un tiro por encima del ojo derecho, que le atravesó la cabeza; la masa encefálica sobresalía. Le abrieron una vena en el brazo para que corriera la sangre en abundancia, todavía respiraba.
Por la sangre en el respaldo del sillón pudieron inferir que había cometido el acto sentado ante el escritorio; luego se había caído al suelo y se había retorcido convulsivamente alrededor del sillón. Yacía contra la ventana, de espaldas, inerte, vestido de pies a cabeza y con las botas puestas, de frac azul y chaleco amarillo.
La casa, el vecindario y la ciudad estaban alborotados. Albert entró. Ya habían recostado a Werther sobre la cama y vendado su cabeza; su rostro lucía ya como el de un muerto, no movía ni un miembro. Los pulmones aún producían un estertor espantoso, por momentos débil, por momentos más intensos; todos esperaban su fin.
Permítanme que no diga nada sobre la consternación de Albert, la desolación de Lotte.
El anciano administrador acudió al galope apenas recibió la noticia y besó al moribundo con lágrimas ardientes. No tardaron en llegar a pie sus hijos mayores, y se echaron de rodillas ante el lecho, con la expresión del dolor más incontenible, besaron sus manos y su boca; y el mayor, al que más había querido, estuvo pendiente de sus labios hasta que expiró, y hubo que arrancarlo de su lado con violencia. Murió a las doce del mediodía. La presencia del administrador y sus instrucciones evitaron un alboroto. De noche, hacia las once, hizo que lo enterraran en el sitio que había elegido. El anciano siguió el cadáver, acompañado por sus hijos. Albert no pudo hacerlo. Todos temían por la vida de Lotte. Unos artesanos acarrearon el cuerpo. Ningún sacerdote lo acompañó.
FIN

TEXTO COMPLEMENTARIO OBLIGATORIO

Una breve, muy breve...
HISTORIA del AMOR

Resumen de Historia de la vida privada
de Philippe Ariés y Georges Duby. Editorial Taurus ( 10 tomos )

Esclavismo machista y rechazo de la esclavitud pasional: tales eran las fronteras del amor romano en tiempos del Imperio. La pasión amorosa resultaba temible pues podía convertir al hombre libre en esclavo de una mujer, la llamará su dueña. La pasión amorosa no era , como para los modernos, un refugio de la imaginación individualista. Roma rechazaba la tradición del amor cortés de las pasiones efébicas griegas, porque veía ahí la exaltación de la pasión pura. Cuando un romano “enloquecía de amor”, sus amigos y él mismo consideraban o bien que había perdido la cabeza por una mujerzuela por exceso de sensualidad, o bien que había caído en esclavitud y con toda docilidad, como un buen esclavo, el enamorado ofrecía a su amada su propia muerte, si ella se lo ordenaba así. Los poetas eróticos no celebraban ese tipo de pasión, los cantaban como un vuelco de la “normalidad”, como una paradoja humorística.
La pareja, conyugal o no, se anima en los textos del siglo XI. No debemos concluir que comience entonces a existir, sino que en esta época se consiente en verla y escucharla, y esto es mucho más significativo. Psellos describe con obsesiva exactitud las maniobras de seducción que prepararon la unión del joven y guapo Miguel con la ya más que madura e inflamable Zoé, titular entonces de la legitimidad imperial. “El ejercitaba los ademanes de los enamorados ; tomándola en sus brazos, le dio fugaces besos, le tocó el codo y la mano, aleccionado sobre la manera de proceder por su hermano ( el eunuco Juan ), luego sus besos desembocaron en su unión y se dejaron sorprender por mucha gente durmiendo juntos en el mismo lecho.”
Hacia mediados de los años 1300 el ambiente privado es también la cuna de los sentimientos. Lo privado liga por supuesto a personas muy cercanas, cuya suerte conmoverá especialmente. Lo privado es el marco de vida y el lugar de expresión y a veces único de expresión de los sentimientos femeninos. En lo privado se constituye la familia, los sentimientos comunes refuerzan los sentimientos individuales. Un primer testimonio nos viene de la iconografía. Por primera vez en la historia italiana, la pintura religiosa, el fresco, adquiere el alcance de una escena en episodios cuyos actores (una Sagrada Familia ) expresan sentimientos profundos. Ver por ejemplo la obra de Giotto. Vivir armoniosamente en la propia familia, cosa frecuente en la época, es encontrar y mantener dentro de ella un clima de afecto más cálido que afuera.
Los moralistas se hallan convencidos de ello y se esfuerzan por señalar que cualquier forma de afecto se debe subordinar al amor conyugal. La conversación familiar, el desahogo de los corazones, el placer, los hijos, el cuidado de la casa, todo concurre a cimentar el amor de la pareja. El afecto lleva consigo su cortejo habitual de sentimientos que se expande con espontaneidad en la intimidad privada.
La alegría desbordante, el colmo de la alegría, de acuerdo con Bocaccio que la describe en numerosas ocasiones, es un acontecimiento propio de la vida privada.
La mirada amorosa y las reflexiones que de ella resultan provocan una actitud nueva ante el propio cuerpo y las propias ropas. El enamorado que se aseaba con esmero, se esmera aún más. El rey Enrique IV , entrado en años, no se cuidaba el cabello ni la barba y llevaba ropas gastadas y manchadas cuando se enamora de la joven Carlotta. De repente, empieza a peinarse, a asearse con esmero y a llevar ropas nuevas y relucientes. Todo el mundo en la corte sabe que el rey está enamorado, mucho antes de que corra el rumor.
Los efectos internos de la pasión multiplicarán las introspecciones. La presencia de la amada, su mirada, sus gestos, su sonrisa, sus palabras y sobre todo los objetos que tocan su cuerpo serán sagrados para el que ama. Los discursos amorosos se materializan en la vida íntima por medio de objetos - reliquia , la carta, la esquelita, hasta una sola palabra con la letra de la amada. La dama que recibe una carta de su amante la guarda bajo su vestido, cerca del corazón, las cartas de amor se llevan como talismanes en una bolsita de piel colgada del cuello. Los peines femeninos, las cintas, las sortijas, los brazaletes, los pañuelos, los espejos, los collares de perlas, los cinturones y las ligas son, todos, objetos de favor. El hombre enamorado da a la amada su anillo o una de sus cintas , a cambio de una cinta o un pañuelo.
La familia es jerárquica, por lo tanto descansa en la desigualdad que la mantiene y la reproduce y al tratar de mitigarla la dramatiza.. Con las mujeres hay dos posibilidades : el amor y el matrimonio. El primero está sujeto al ritmo del deseo y se desvanece cuando entra en terrenos de la amistad. El segundo es un pacto que se hace con determinados fines y sufre las repercusiones de demasiados elementos exteriores. El matrimonio no comporta el valor de la amistad. Para Montaigne , que sin duda alguna no cree en la igualdad entre los sexos, las mujeres no son aptas para la amistad, “no tienen ni la habilidad ni el alma firmes para soportar la presión de un lazo tan apretado y duradero”.
A partir de la Revolución Francesa las estrategias matrimoniales se complican. El dinero adopta diversas formas: muebles, inmuebles, negocios y esperanzas. Un hombre de edad y con dinero busca una muchacha joven y hermosa “como si fuera un rey”. Las apariencias, revalorizadas por la individualización del cuerpo, son un arma de la seducción femenina. Los hombres, sin embargo, quieren otra cosa. Ya no se contentan con la sumisión pasiva de su mujer, aspiran al consentimiento, si no a la actividad de su esposa al menos a su amor, para algunos , incluso, a la igualdad de intercambio. “Es republicana e intelectual, siente como yo sobre todo tipo de cosas y yo me siento orgulloso de sentir como ella”, dice Jules Ferry. Se aspira a la unidad de fusión de la pareja que habría de bastarse a sí misma, el marido como confidente de su mujer. En un espacio globalmente dominado por el hombre, la mujer disfruta de compensaciones propicias al consentimiento, una relativa protección, menos incriminaciones. El lujo de ostentación de las pequeñas burguesas dedicado al culto de las apariencias proporciona una longevidad más enérgica. Se trata de una sociedad preocupada por la utilidad, llena de ansiedad por sus hijos y presa de sus contradicciones . “¿Cómo resolver (se preguntaba Kant) la afirmación contradictoria del derecho personal, ya que la mujer es una persona y el derecho conyugal del amo, de esencia monárquica?. El feminismo comenzó a deslizarse por esta grieta de los derechos y los principios, del mismo modo que lo hizo también el discurso de la maternidad social desplegado por la Iglesia y el Estado. La configuración del sentimiento amoroso y las conductas que inspira revelan a la vez los sueños eróticos y las tensiones que atraviesan la sociedad.
El amor cortés y sus procedimientos de liberación, el neoplatonismo del Renacimiento y su antropología angélica, el discurso clásico sobre el huracán de las pasiones y la condena al “amor loco” por los clérigos de la Reforma católica, pesan sobre los comportamientos de los amantes del siglo XIX, lo sepan o no. La reflexión de los metafísicos sobre los estatutos del alma, la de los médicos y los psiquiatras sobre los estatutos de la pasión, la existencia de dos naturalezas sexuales, los peligros del exceso fisiológico así como también el pensamiento de los teólogos sobre la falta sexual como una de las formas del pecado, forman las conductas amorosas. Pero no deja de ser lo esencial la elaboración y luego el declive del amor romántico. Marcada con el sello de la antigua alianza con el demonio, la hija de Eva corre todo el tiempo el riesgo de precipitarse en el pecado, su misma naturaleza hace imprescindible el exorcismo. La mujer, cercana al mundo orgánico, disfruta de los secretos mecanismos de la vida y la muerte. Los novelistas, Zola, por ejemplo, asediados por el miedo a la mujer, harán deslizar este modo de mujer devoradora hasta los suburbios. Interviene entonces el código religioso.
Después de 1850, mientras diccionarios como el Larousse manifiestan fidelidad a la primacía idealista, el modelo de amor romántico comienza a disgregarse. La pérdida del amor romántico es simultánea a su difusión, a su democratización, se ha convertido en objeto de consumo, casi en mercancía.
Probablemente las cosas empiezan a cambiar en los años 1930 y s.s. Pero esta transformación es imposible de fechar, pues en un primer momento se encuentra recubierta por un discurso que continúa siendo tradicional. En el medio católico, la aparición de la “espiritualidad conyugal” constituye un punto de referencia. En un notable artículo de 1953 , Philippe Ariés señala como un hecho nuevo la valoración de todos los aspectos del amor conyugal, sobre todo del sexual - aparece la palabra - y describe que en 1948 el 12% de los estudiantes están casados, se ve en este hecho el signo de un cambio importante, pues casarse antes de labrarse una posición social es una gran novedad y los matrimonios de estudiantes son matrimonios de amor. Cambia la norma social. Las revistas femeninas dan la palabra a médicos y psicólogos que legitiman los sentimientos y vulgarizan los principales conceptos freudianos. Se piensa que los hijos, para ser bien educados, tienen necesidad no solamente del amor que les dan sus padres, sino también del que se dispensan mutuamente. Ahora, el término “pareja” es utilizado en expresiones tales como “vida en pareja”, “problemas de pareja”. De ahora en adelante el amor ocupa un lugar central en el matrimonio: es su fundamento mismo. El amor no se disocia del matrimonio y la sexualidad permanece ligada a la procreación. No porque la contracepción sea desconocida sino porque depende sobre todo de los hombres. La opinión se mostraba tolerante frente a la sexualidad extraconyugal siempre que los prometidos se amen y quieran llevar una vida en común, pero la reprobación seguía siendo fuerte respecto a las madres solteras.
Hacia 1968 las ideas feministas se extienden rápidamente. El movimiento a favor de la contracepción toma un sentido diferente, con el planeamiento familiar se desarrollan temas tales como el control del calendario de los nacimientos o el de las consecuencias nefastas de los embarazos no deseados. La liberalización de la mujer sucede a la maternidad voluntaria. Se generaliza la contracepción femenina y la sexualidad se disocia de la procreación. El matrimonio deja progresivamente de ser una institución para convertirse en una formalidad, ya no es necesario casarse para escapar al poder de los padres, tampoco es necesario hacerlo para mantener relaciones sexuales regulares con alguien del otro sexo.
En mayo de 1985, en Rajasthan, uno de los Estados de India, se celebraron 40.000 matrimonios de niños en 24 horas, se piensa allí que el amor es un sentimiento demasiado aleatorio como para ser el fundamento del matrimonio. Hoy en día, en Francia se concibe a la familia apoyada en la existencia de una pareja enamorada. La sociedad occidental es la única que corre un riesgo de esta naturaleza.
(Amor y matrimonio es una asociación histórica y geográficamente circunscripta.)


TEXTO COMPLEMENTARIO NO OBLIGATORIO

LA NACIÓN, lunes 6 de octubre de 2008
Disquisiciones sobre el comportamiento sexual
El mamboretá, un insecto que pierde la cabeza por amor
La hembra lo devora antes, durante o después del apareamiento, pero se resiste
Por Susana Gallardo De la Redacción de LA NACIÓN

El macho de la mantis religiosa suele ser devorado por la hembra durante la copulación o después de ella. Pero, según una investigadora de la UBA, no es cómplice, sino que se esfuerza para evitar ser "almorzado".
El mántido macho -el mamboretá o "tatadiós"- es capaz de perder la cabeza por amor. En efecto, la hembra puede devorarlo ya sea antes, durante o después del apareamiento. El primer bocado es la cabeza y, muchas veces, el macho decapitado puede seguir copulando.
Frente al canibalismo de estos insectos, los biólogos han barajado dos explicaciones: o el macho es cómplice de su verdugo -prefiere inmolarse en pos de perpetuar sus genes- o, por el contrario, en una contienda silenciosa, busca salir airoso, con su cabeza puesta. La disyuntiva es entre complicidad o conflicto. Pero la hipótesis de conflicto es la que parece contar con evidencias más sólidas.
"No hay complicidad, sino conflicto -asegura la doctora Lorena Pompilio, investigadora del Conicet y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA-. A la hembra le conviene comerse al macho, y a éste le conviene sobrevivir", aclara, a partir de experimentos realizados en su laboratorio de la Ciudad Universitaria. La hembra devora al macho en aproximadamente un 40% de los casos, dependiendo de cuan hambrienta esté. "Si todos los machos se dejaran consumir en forma pasiva, uno debería pensar que hay para ellos algún beneficio, traducido en un incremento en su éxito reproductivo", conjetura Pompilio, que es psicóloga y doctora en Biología por la Universidad de Oxford.
Hay unas dos mil especies de mántidos, cuyos parientes más cercanos son las cucarachas. Son insectos voraces y muy buenos cazadores: algunas especies llegan a comer pájaros e, incluso, pequeñas ratas. Sus patas anteriores, que mantienen recogidas ante la cabeza como si rezaran, están provistas de fuertes espinas para sujetar las presas.
Pompilio diseñó una serie de experimentos para averiguar si el macho va ciegamente a la muerte o si aplica alguna estrategia de salvación. En uno de ellos (realizado con el biólogo Fabián Gabelli, profesor en la Facultad de Psicología de la UBA, y Esteban Avigliano, estudiante de biología de la FCEyN), el macho es colocado en un pequeño recinto frente a dos hembras, una de ellas más hambrienta que la otra.
¿Cómo sabe el macho cuál es la que está hambrienta? El mejor indicador es mostrarle una hembra mientras almuerza una presa versus una hembra sin su plato. Previamente, ambas habían sido privadas de alimento.
El macho prefería a la hembra que se alimentaba, que estaba menos hambrienta que la otra. Pero, "para controlar que el macho no fuera a la hembra sólo por la presa, tuvimos que agregar al grupo un macho que también estuviera ingiriendo alimento", comenta Pompilio. Si el macho elige siempre la hembra que se alimenta, ello sugiere que evita ser canibalizado.
"Con el estudio de estos mecanismos -señala-, uno puede llegar a conclusiones de tipo evolutivo. En este caso, por ejemplo, se puede apoyar la hipótesis de conflicto."
La investigadora demostró que el macho es sensible a la observación de una hembra que ingiere una presa; ahora bien, ¿es capaz de evitar a la hembra que mostró intención de atacarlo? "Si el macho es sensible a esos indicadores, podemos decir que esos mecanismos de evitación del canibalismo se seleccionaron a lo largo de la evolución; es decir, tuvieron más descendencia los individuos más selectivos a la hora de elegir una hembra para aparearse", señala.
El experimento muestra que los machos cuidan de no acercarse demasiado a la hembra que no ha ingerido alimento y se quedan más del doble del tiempo junto a la otra hembra. Además, en más de un 60% de los casos, los machos eligen copular con la hembra a la que han observado comer.
En resumen, la evolución parece haber actuado sobre los comportamientos de estos insectos, de manera que el que salvó su cabeza fue el que más descendencia tuvo.
Para Pompilio, los comportamientos sexuales de las especies tienen un componente en común, producto de la historia evolutiva que compartimos. "El conflicto entre sexos no es exclusivo de los mántidos, sino que existe cuando machos y hembras maximizan su éxito reproductivo de manera diferente. Por ejemplo, en mamíferos, las hembras maximizan su éxito reproductivo si eligen un macho que provea buenos genes y cuidado a las crías. Pero el macho maximiza su éxito al aparearse con la mayor cantidad posible de hembras. Machos y hembras buscan cosas diferentes, y allí surge el conflicto", aventura.

Centro de Divulgación Científica, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA

EJERCICIO:

a) Analice y explique las metáforas a las que recurre la doctora Lorena Pompilio para explicar el comportamiento del mamboretá.

b) Analice y explique este texto desde la perspectiva falocéntrica como metáfora del amor humano (bah, del amor de pareja).



Para la clase de trabajos prácticos del viernes 17 de octubre:

Estudiar

"Los diseños del amor" capítulo 14 de diseño.com


Textos escogidos de Fragmentos de un discurso amoroso
de Roland Barthes Módulo 2

TEXTOS COMPLEMENTARIOS OBLIGATORIOS

"Werther"

"Una breve, muy breve… Historia del Amor"


TEXTO COMPLEMENTARIO NO OBLIGATORIO

"El mamboretá: un insecto que pierde la cabeza por amor"