jueves, 13 de septiembre de 2007

Retórica del diseño

En general, la Retórica se divulga como cierta capacidad estética de expresarse. Incluso, se utiliza el término como un adjetivo con el cual se sugiere que un discurso tiene más “figuras” que contenido.
Si señalamos la Retórica como las innumerables maneras de decir, veremos enseguida que lo importante es -justamente- aquello que queremos expresar, y el uso retórico su manera. Por lo tanto, al operar con figuras retóricas el diseñador cuenta con una estrategia insoslayable a la hora de expresar el sentido de un diseño.
Veamos este asunto del sentido.
En primer lugar, algo “produce” sentido a partir de la percepción de una diferencia. Desde la definición de Saussure cuando señala que “en la lengua no hay más que diferencias” vemos que son las diferencias entre monemas y fonemas aquello que va estableciendo el valor de un significante. Ya que estamos, agreguemos que Saussure distingue entre un sentido denotado explicito y un sentido connotado tácito; un segundo sentido.
El sentido es también una sensación y-quizás- es el término feeling utilizado por Peirce el que nos acerca la acepción más ajustada. Se trata del sentido como “sentimiento” según una primeridad. Concretamente, me refiero a la percepción que recibimos a través de “los cinco sentidos”. Un diseño se mira, pero también se saborea, se huele, se palpa y se oye.
El sentido es una dirección (“en el sentido de…”) del discurso. Bien podemos asimilar el sentido con un vector.
Hasta aquí tenemos el sentido como diferencia, sensación y vector. En el diseño distinguiremos además tres nociones que se vinculan entre sí y “hacen” sentido: el concepto, el tema y el contexto.
Volviendo a Saussure e concepto se vincula con el significado; por lo tanto, digamos que el concepto es una idea, una abstracción. Son ejemplos: una gota, la soledad, el odio. El tema es el argumento del diseño; por ejemplo: el matrimonio “K”, el rugby (más ahora, que está “de moda”, los cartoneros, River Plate.
El concepto se relacionará con el tema y, ambos, se sitúan en un contexto que completa el sentido.
He señalado muchas veces que desde cierto punto de vista epistemológico tomamos alguna metodología que determina algún método. Esta saga tiene por objeto dejar claro que no existe “El Método” ni “Un Método”: hay métodos. Por lo tanto, lo que sigue puede ser mal interpretado si lo planteamos como un repertorio o una serie de pasos a seguir del estilo “corte por la línea de puntos”.
Hecha la prevención, señalemos ahora que el concepto se relaciona más con la forma y el tema con el sustrato. Como decía, lo interesante ocurre cuando concepto y tema se vinculan entre sí: habrá que ver entonces cuál es la forma para ese sustrato, y viceversa. Para el concepto nos valdremos principalmente de la metáfora y para el tema de las figuras retóricas que surjan. El contexto quedará señalado a través de metalogismos como -por ejemplo- la ironía, la lítote o la hipérbole.
Como vengo sosteniendo hace años “el diseño anda a comunicación”. El diseño no es estrictamente comunicación, pero esta última es su combustible. Una metáfora.

Este texto es una muy apretada (demasiado, casi tira de sisa) síntesis de los ejes principales de la Clase-Charla dada el 13 de septiembre de 2007 para alumnas/os de los tres niveles del Taller de Diseño de Indumentaria de la cátedra Moragues.
Una versión completa la puede construir con el capítulo 9 “Retórica y diseño” de diseño.com y los capítulos 11 “Retórica textil” y 12 “El boceto verbal” de Casos de comunicación y cosas de diseño.